Friday, March 09, 2007

…3…

El departamento de Marina era silencioso. Había lugar para todos en el living, medio apretujados se estiraban de tanto en tanto hasta que alguno pegaba un grito y volvían a doblarse todos.

-Siempre que hablo ante mucha gente…
-Dejáte de espectáculos, querés
-Cómo no, querida.
-Si lo conozco a éste, no va a comer postre -le susurró Otero a Marina.
-Claro que voy a comerlo. No me lo perdería por nada del
-Julián, pasáme el té.
-Avec plaisir, ma chérie.

Caían unas gotas sobre el balcón de Marina. Preocupada fue a buscar un repasador, inesperadamente lo puso sobre la tortuga y, al cerrar bien fuerte las puertas, miró el caos de su casa.

-¡Me parece que me he equivocado de puerta! –exclamó Otero
-Eah, eah, veo tierra –siguió Julián
-Ya empezaron…
-Porque no es una América ni un paraíso perdido
-Ni siquiera somos primitivos
(guarda con la rimarimarima)
-Somos… ¡Americanos!
-Con a, como empieza el abecedario grAnde, A mayúscula y TerracOta que respiRa cAda tanto siluetas, Deseos de cOnvertirse en fuenteS de aguardiente y

(me muero por eso)
((me hace tan bien el alcohol))(((ellos no saben pero purifica)))
((inmoviliza a las bacterias bucales y las deja sedientas))(de buches con aguardiente)

-Cómo llueve, eh!
-Sí… -dijo Marina inquieta como si le picara el cuerpo. Será mejor que me asegure bien que
-Unas manos amigas me han empujado…
-Y me encuentro aquí.

Otero movía los pies de atrás para adelante. Le colgaban de la mecedora y jugaba con tocarse la punta de los dedos con el zapato. Las migas del bolsillo izquierdo, el chicle envuelto y hasta los recuerdos de la conferencia comenzaban a caérsele del pócket.

-Qué fuerte Lorca, eh –dijo Pablo
-¿Fuerte?- Julián miró a Laura.

(no empieces, nene)
((ni se te ocurra acordarte))
(((dobláte para no decir, querido, dobláte para No)))

-La mitad de la gente va perdida entre telones, árboles pintados y fuentes de hojalata
-Yo una vez escribí un poema de unos árboles pintados… ¿te acordás, Ote?
-Sí. También tenías un cuadro…
Julián seguía
(y, cuando creen encontrar su cuarto o círculo de tibio sol)
((se encuentran con un caimán que se los traga))
(((o con el público)))

-Que es difícil pintar, che…
-¿Por? –le preguntó Laura mirando a Julián para que preste atención, como sólo ella sabía hacerlo señalaba con la punta de la nariz su camisa, su mentón inflamado, sus mechones de pelo caído que se parecían a los de Arlt y
(querido, querido)
((olvidáte un momento, ¿sí?))
-Y porque… cuesta. Uno tiene una imagen en la cabeza, perfecta, redondeada, llena de perfume y gestos, ¿vos te das cuenta de cada mueca que hacés?
-Sí –le contestó Laura

Todos se quedaron pasmados

-¡Como yo en este momento! –gritó Julián como para atenuar…
-No podés ser consciente de cada movimiento tuyo, Lau… -dijo Pablo inclinando la cabeza, sin darse cuenta mostrando las palmas al techo.
-Sí puedo. Es parte de crecer, dear. Darse cuenta de uno. Ser consciente de cómo nos movemos. Cuándo. Por qué.
-¿Eso no es el amor? –innovó Otero

Marina lo miró. Sonriendo a medias, de un sólo costado -el derecho- supo que había que innovar:

-Sí, lo es.

Otero sabía que Marina creía. Todo el tiempo se olvidaba pero cuando volvía a ser ella, auténticamente ella del lado derecho, del lado impar de las palabras, pidiendo fuego y repasadores para calmar la lluvia porque
(trueno)
ella siempre se pone nerviosa cuando llueve. Le tiene miedo a los diluvios. A ésos que nunca terminan, y que ni nos acordamos de cómo empezaron.

Una y otra vez caen las gotas, infinitamente Otero la mira a ella, innovando mucho, muchísimo innova en esta mirada, en los ojos que se le derriten sobre su pantalón, sobre su camisita a rayas tan corta, desgarrada, roja, Marina te amo, te amo tanto que quiero agarrarte acá, delante de todos y mojado, saldría al balcón de vuelta sólo para que me toquen las gotas, una a una volverían a caerse sobre mí -como vos, Marina, caéte y dejáme, caéte y dejá que corra a la lluvia, que la corte, que le arranque a pedazos cada bolsillo de universo que esconde, como cuando pasa la estrella fugaz y desparece, así, así, de a poco, de a nada, de a ratos
(pienso que quiero que deje de llover, Otero) Sabés que quiero, sabés que me desespera el diluvio, que nunca para, llueve y llueve como nunca, inundando las calles, las veredas, los retazos de bares que no tienen leche, se les corta la luz, y los hijos… ¡¡¡Los hijos, Otero!!! ¿Cómo voy a tener hijos si el diluvio los inunda, se los lleva una y otra vez como a mí, de vuelta me chupan las alcantarillas, inundadas
inundáme, lleváme de vuelta allá porque lo tengo en la cabeza y te juro que es lo mismo, da igual que me tengas al lado, que me derritas con ojos abiertos, marrones

Da igual que lo diga o no. Que me acerque o me ría de Juliancito, que piense en la conferencia y no en Marina. Ni sus repasadores que se siguen mojando y me quedo sin. Date cuenta, Otero. ¿No ves que me muero, que me quedo sin cosas que sequen, que absorban, que la lluvia no para nunca y que No tenés que decirme esas cosas, siempre que llovió, paró, ellos lo saben, ¿no creés? No, de viejo no, frases de viejo no me digas porque esto es el Apocalipsis

-Y hoy no tengo más espectáculo que una poesía amarga, pero

una y otra vez, Marina, No. No pasa nada, es sólo agua, agua que cae que retoma que agota que se forma en mí más fuerte, el pasado carcome, me vuelve cruda porque no creo, de verdad yo No creo en el presente ni futuro, toda mojada ¿te parece que yo pueda construir? chupada, sedienta, recordando y volviendo a pasar por los cuadros y las poesías, una y otra vez caen las gotas infinitas, somos nuestras circunstancias, somos el barro enchastrado, deshecho, electrificado por los baldes en los ojos y las vendas, una y otra vez las circunstancias, vuelven, sé que no pero vuelven como la lluvia, como la inundación como el Apocalipsis, Otero, te juro que no puedo tener hijos porque se van a morir, como yo se van a ahogar de a poco y no quiero, con agua, agua que desencadena en paraguas e impermeables pero no en otra cosa, Mari, amor, no te preocupes que está todo bien, shhh, shhhhh a los hijos les vamos a cantar, shhhhh para que se duerman despacito, shhhh que no pasa nada y es agua, shhhhhh que te quiero y estoy, shhhhhb que shhhhhh que shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh a mi voz. Y shhh a la tuya, que la escucho igual y la agarro. Con fuerza porque estoy, porque al revés de la lluvia estamos como la lluvia, sin nosotros, sin nadie nada cuenta, hasta que pasa la reunión y los amigos, hasta que se termine el vino, el calor o la conferencia, hasta que pinte de verdad y desaparezca, otra vez

-Viva