Busca entender su cara, la misma que tenía
puesta ayer y la misma que viene viendo descuidadamente hace años. ¿Por qué a veces pasa? ¿Por qué a veces no
te reconocés? Soy el mismo. Si soy el mismo de ayer, ¿por qué me da miedo
seguir mirándome así, profundamente? Atravesar el espejo con la simple
concentración, construir una línea invisible, virtual y porque nadie la ve,
derrama poder, linealmente, poder, como una ruta o una arteria, un torrente
lleno de información y riquezas, de vida que va y viene, de mí al espejo y del
espejo a mí. Va y viene.
¡Puta!
¡Perdí el hilo!
Es el miedo, Facundo, sos un cagón. Miráte nomás.
Ni-podés-mirarte-alespejo
Es el miedo, Facundo, sos un cagón. Miráte nomás.
Ni-podés-mirarte-alespejo
Ni-podés-decir-las-cosas-si-no-las-separás-en-sílabas.
¿Y la música, cómo la pintarías?
¿Y esa música que suena? ¿Y esa música de
fondo?
Nah,
es una música que pongo para que suene ahí, de fondo. Me hace compañía mientras
pinto, es como un bullicio que me obliga a concentrarme.
Sos
un cagón, Facundo. Es el miedo a estar solo, que es el miedo a la muerte, que
es el miedo al sueño, que es el miedo a volar. Y además, es el miedo a la
línea, tanto que te jactás de las líneas vos, parafraseando a los chinos y a
Deleuze y a ese imbécil de Degas. ¿Qué clase de farsante sos, Facundo?
¡Puta!
Todos estos miedos que tenía escondidos, ¿de dónde salen? Sólo con mirarme al
espejo más de 47 segundos, adivino lo que va a venir.
El terror de ser otro, la fobia de reconocerse
El terror de ser otro, la fobia de reconocerse
otro
ah,
casi como
sí, sí, apenas un punto de fuga
igualito
a los demás.
Facundo.
Facundo.
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