Sunday, June 03, 2012

Tatiana I

Ay, la santa vida, ¡la santa vida que nos rodea! Tatiana se levanta de la mesa hastiada. Atraviesa el pasillo y sus largos pasos levantan viento a los costados como el aire que sale de la turbina de un avión. Costados, costados, abre las piernas y bambolea la cintura para sentir cómo cada hueso entra y sale de su cadera. Derretir una a una las maderas del parquet, incendiarlas y que ardan atrás mío, que no haya pasado que dejo atrás, quiero que confluyan los tiempos, los espacios y las figuras.
Tatiana persigue el ritmo de las respiraciones ajenas. Para la oreja, odia a su familia: tiene un tiempo de tolerancia de 23 minutos; lo sabe, lo calculó mientras todos se llenaban la boca en la mesa, comiendo, durmiendo, hablando, todo tiene el mismo sentido y el mismo sabor. Lo que me agobia no existe en ellos. Muertos, no están para entender la ansiedad, la tristeza, la búsqueda. Contáme qué estás buscando, quiere que le digan en las clases de la facultad, en el ascensor cuando sube con un vecino, cuando camina perdida por la calle deseando que la parada del colectivo esté un poco más allá. Sueña. Ta.Tia.Na. se sabe separar en sílabas, hace de su personalidad un abanico múltiple. De costado puede decirlo, odio a mi familia porque nunca me da lo que necesito, apenas me escucha cuando salgo corriendo y quemo el parquet detrás. El cariño me parece una mentira más. Lo entiendo. No lo entiende. Afecto innato de los que se engendran unos a otros, de los que compartieron espacios y figuras paternas, de los que escucharon los gritos y los portazos, los dientes frotándose contra el cepillo y el inodoro que una vez más hay que destapar. Tatiana se repite a sí misma como quien improvisa sobre una misma idea.
Una, otra, y otra vez. Tatiana está repetida, desintegrándose como en una pintura futurista; mientras atraviesa el pasillo, deja atrás su Ta. y recibe esperanzadoramente a su .Tia. No voy a dejar que me hundan, saldré volando si es necesario, aprenderé a tirarme por la ventana, rompiendo el vidrio en pedazos y yo quietita, sedada, dormida,
INTAcTA.
Tatiana.

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