en el día en el que desayuné tres galletitas minúsculas sólo para no salir con el estómago vacío, en el día en el que el ascensor estaba abierto y en mi piso esperándome para bajar, en el día en el que superé las 3 horas y media de angustia de la noche anterior -o casi-, en el día en el que olí basura 5 veces en 9 minutos, en el día en el que crucé los incas corriendo para agarrar el subte antes, en el día en el que en el subte hizo más calor que nunca -en parte porque no me saqué el buzo-, en el día en el que no entendí para qué había corrido, en el día en el que no dejé de pensar en otra persona, en el día en el que quise encontrar mi voz de pecho -y no perderla nunca más-, en el día en el que llegué al trabajo y no pude abrir la puerta, en el día en el que leí Glosa y no entendí nada porque me faltaba el aire, en el día en el que todas las compras fueron inútiles, en el día en el que pensé que no había nadie más en el mundo hasta que la superpoblación me gritó una guarangada, en el día en el que mandé unos mensajes y me respondieron, hasta que después no lo hicieron más, en el día en el que cerré los ojos y la música me atravesó de mil formas, en el día en el que todos estaban encendidos y yo quise también, en el día en el que

---gracias hermanito!